Por Miguel Fernández
Martínez
A pesar de la guerra y el frío, Damasco
amaneció este 14 de febrero engalanada con sus mejores colores, como anfitriona
perfecta de parejas entrelazadas, estrechones amistosos de manos y sobre todo,
exhibiendo la sonrisa de la esperanza.
Este Día del Amor y la Amistad, ni los misiles o
los morteros pudieron robar la felicidad de los damasquinos, que abarrotaron
plazas, mercados y mezquitas para convertir en alegría el festejo de todos.
Miles de personas desandaban desde temprano
por la ciudad, abarrotando el zoco de Al Hamidiyah, el mercado popular más
grande de esta milenaria urbe; o en las angostas callejuelas del barrio
cristiano, o en las céntricas plazas donde el mercadeo se pierde al infinito.
Las tiendas cambiaron su aspecto de rutina y
tapizaron sus anaqueles de peluches alegóricos, bolsos y carteras, y cuánta
baratija pudiera llamar la atención de los enamorados, que de manos unidas,
marcaron la diferencia en plena festividad.
Civiles y militares se mezclaron en armónica
cofradía. Unos disfrutando de un día especial, mientras los otros cuidaron la
tranquilidad de los festejadores, en peligro constante desde que el terror
decidió robar la paz de este pueblo.
Lejos de Damasco, las flores se trocaron con
cañones, que siguen bramando a favor de la victoria.
Mientras los damasquinos cantaban al amor en
la capital, otros sirios uniformados combatían al terrorismo este sábado en la
oriental provincia de Hasaka, exterminando
reductos extremistas en Tal Steh, Tal Ahmad, Tawariy, y en la encrucijada de
Taqtaq en la zona de Qamishli.
También se combatía encarnizadamente en las
provincias de Sweida, Homs, Daraa y en la periferia de Damasco, a pocos
kilómetros de la celebración popular.
Más de un soldado armado, de los que
custodian la capital, sonrió feliz ante el saludo amigable, la muestra de amor,
la solidaridad de su gente. Cumplían sus tareas de protección y a su vez, eran
protagonistas del festejo.
Los soldados sirios también luchan por el
amor, por la amistad y por la reconciliación, a pesar de estos tiempos
difíciles, marcados por un terrorismo que pretende robar los sueños a un país
que quiere vivir en paz.
publicado en sitio digital de Prensa Latina
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